23 de noviembre de 2005
El miedo del artista
Tratar de "ser alguien" se ha convertido en un modo de vida, ya no vivimos en el presente continuo de la acción cotidiana. Se ha confundido el superficial "vivir el presente", con las profundidades del "estar aquí" con nuestra conciencia en presente y en continuidad. Se nos ha ido proponiendo trabajar para "ser alguien" de acuerdo a las pautas de este mundo actual, distante de la comunicación real a pesar de disponer de tecnología. Se enseña al estudiante de arte que hay que tener éxito para "ser alguien", ser parte de una élite, ganarse un lugar de reconocimiento. Y en este camino de trabajar para demostrar la valía, se pierde la verdadera función del artista, la de comunicador.
Por Gabriela Conti ¿Qué comunica el artista? Un lenguaje, un conjunto de símbolos y creencias. Comunica la cultura. Mantiene al día para el resto de la comunidad a la que pertenece, nada menos que la identidad.
En esta búsqueda de ser alguien, se pierde la propia identidad y el placer de la labor artística, se pierde la entrega. Y persiguiendo el objetivo equivocado -en lugar de comunicación- sobreviene el miedo. El miedo del artista en el escenario, a equivocarse, a no ser perfecto, a no tener el don, a ser rechazado, a no ser amado. Este miedo del artista es propio de haberse desvirtuado su rol esencial. Pero también es el espejo del miedo que padece una comunidad que ha perdido su identidad y que la busca fuera de su propio eje, en modo y lugar equivocados.
Como comunidad necesitamos encontrarnos con nuestra identidad, como artistas necesitamos expresarla cotidianamente para sustentar nuestra cultura y dejar de temer. Ese éxito tan preciado es la consecuencia del camino adecuado hacia la meta, la recuperación de la identidad. ¿Buscar ser alguien?.... enraizados en nuestra cultura, siempre somos alguien, el problema es que no lo hemos notado. Creo que el camino más funcional es no tratar de ser como otros (otro artista, otro maestro, otro pueblo) sino intentar ser la más legítima y pulida versión de nosotros mismos.
Como un músico aprende a afinar su instrumento, necesitamos aprender a afinar nuestra conciencia.
* Esta nota fue publicada en la revista Viva (diario Clarín) del domingo 25 de septiembre de 2005.
Reproducida en el sitio con autorización de la autora.