08 de mayo de 2010
Recordando al "narigón".... como le decíamos con cariño a Iannelli
Por Pablo Levín Mis primeros recuerdos del Mtro. Alfredo Iannelli son de mis 16 o 17 años. Yo ya había empezado mis estudios de música y con un amigo nos "colábamos" en los conciertos de la
Orquesta Sinfónica Nacional. Escuchaba a Ianelli desde el fondo del pullman y su
sonoridad me "mataba", me hipnotizaba.
Un día pude acercarme a él y le dije: "Maestro Iannelli, quiero estudiar con Ud.". Me miró con cara de asombro y me respondió: "no pibe, no doy clases a nadie". Quedé algo "bajoneado" con su respuesta y comencé a estudiar con Domingo Rulio. Era mejor que Feidman, mi primer maestro, pero... esa es otra historia.
El destino me llevó a Bucarest en el verano del '53 y recién regresé a Buenos Aires 5 años y medio después, al obtener mi Diploma en el Conservatorio "Ciprian Porumbescu" de esa ciudad, capital de Rumania.
Fue a fines de 1958, gracias a Sergio Feidman que me conecté con Juan José Castro, director en ese entonces de la Orquesta Sinfónica Nacional. Sin dudas regresé en el momento propicio: faltaban Flautistas en Buenos Aires.
Tuve una entrevista con J.J.Castro en la cual hablamos mucho, toqué poco y sin embargo llegué a estar sentado al lado de Iannelli en la fila de flautas de esa orquesta. Fué un corto período ya que al poco tiempo se fué a Mendoza como solista de la Orquesta Sinfónica y Profesor en la Escuela de Música de la Universidad Nacional de Cuyo.
En ese corto lapso que trabajamos juntos tampoco me dió clases formales, pero sí me decía cosas importantísimas sobre la sonoridad, el mecanismo, sobre las obras que tocábamos. Entre él y Pedro di Gregorio (el gran oboista), fuí aprendiendo cosas muy valiosas.
Cierta vez, en un Concierto de la Asociación Amigos de la Música en el
Teatro Colón que dirigía Karl Richter, tocamos el Brandenburgues No 4
de J. S. Bach - dos flautas, violin, clave y cuerdas. Por supuesto yo
era la 2a. flauta y Iannelli tocaba la 1a. Hicimos apenas dos ensayos con Richter, aunque con Alfredo sí nos
juntamos varias veces para prepararlo. El Mtro. Richter dirigió siempre durante los ensayos el 1er movimiento
en "tres" y en el momento previo a salir a escena, nos miró y con un
gesto nos marcó "a tres".
Pero al comenzar, el famoso "improvisador"
Karl Richter, empezó a marcar "en uno". El "ñato" se dió cuenta
enseguida y me hizo un gesto con la cabeza para que yo toque los
arpegios "en uno", mientras él mantenía la nota larga mirándome de
reojo. Si bien yo ya estaba con bastantes nervios por la ocasión,
gracias al gesto relámpago del Mtro. Iannelli, pude tocar correctamente
"en uno" esos arpegios y todo salió muy bien. Después de todo ya
conocíamos, por experiencias anteriores, a Richter y sus improvisaciones
en pleno Concierto.
A fines del año 1961 entré por Concurso a la Orquesta Estable del Teatro Colón, y muchos años después llegó a esa orquesta Alfredo como solista de la fila de flautas. Allí la relación ya fué más intensa y el compromiso musical también. La ópera es una especialidad compleja y cada función es diferente.
Para el Mtro. Iannelli la experiencia en el teatro Colón fue sin duda novedosa ya que nunca había tocado ópera y yo llegué a sentir, en ciertas ocasiones, sus nervios. Sin embargo era fantástico. Su sonido, su interpretación, los pasajes de dificultad, todo lo hacía a la perfección. Y lo mismo exijía de mí. En el foso de la orquesta las flautas están, en general, abajo del Director, a la izquierda, de modo que la exposición es absoluta. Gracias a Alfredo los grandes Directores invitados nos sonreian con aprobación luego de algún pasaje endiablado de, por ejemplo, Richard Strauss.
Y así, función a función, yo seguí aprendiendo del que no pudo ser mi maestro en mis comienzos.
¡Gracias Alfredo!
* En la foto: A. Iannelli, P. Levín y M. Frogioni. Orq. Sinf. Nacional, 1961.